Una vuelta a los 90: Arriba esas diademas!
Las diademas acolchadas son una de las últimas tendencias que han venido a colarse en nuestros armarios directas desde los 90, y es algo de lo que la mismísima Blair Waldorf estaría orgullosa… y lejos de ser una cosa hortera o rara, se han convertido en algo tan in para esta temporada que las llevan desde mujeres conservadoras como Hillary Clinton, como socialités como la Duquesa de Cambridge su hermanísima Pippa.
Un poquito de historia
Pero, digamos lo que digamos, lo cierto es que las diademas son una cosa que se remonta a mucho más atrás de los 90. Ya en Mesopotamia tanto hombres como mujeres las usaban para apartarse el pelo de la cara; y ya en Grecia, además de para el mismo fin, se galardonaba a los atletas con coronas de laurel como diademas invertidas.
No fue, sin embargo hasta 1920 cuando las diademas empezaron a verse como un complemento más llá de algo funcional, cuando las divertidas flappers se coronaban con multitud de diademas llenas de pluma y pedrería. Más adelante, sabemos que la gran Coco Chanel era bastante fan de las diademas, y que éstas eran un complemento indispensable en la era dorada de Hollywood.
Ya en los 80, volvieron a tener un boom importante, pero más con el look deportivo al más puro estilo Jane Fonda que las que se llevan esta temporada que, como os decía, se inspiran más en las versiones de los 90 y las Hollywoodienses, anchas y acolchadas y con más volumen y color.
¿Dónde las hemos visto?
En las pasarelas de este año llegaron con Prada, una de las marcas más importantes a la hora de sembrar la semilla de las tendencias cada temporada, en ricos colores saturados como el rojo y el amarillo. Algunas incluso iban cubiertas de pinchos y pedrería… muy Gossip Girl todo, francamente. Otra de las versiones que más hemos visto últimamente coronando la cabeza de influencers varias han sido las que presentan un nudo en el centro, que ya llegaron de avanzadilla esta primavera verano en coloridas versiones de pañuelos anudados.
¿Cómo llevarlas?
No os voy a negar que a mí me encantan… de hecho, cuando tuvieron su boom con Gossip Girl, yo tenía una imponente colección (soy de las que detestan llevar el pelo en la cara), y a pesar de la insistencia de mi madre en que me deshiciera de ellas, ahí las dejé reposar en un armario esperando a que llegaran tiempos mejores.
Lo bueno de las diademas es que, como le ha pasado también a los pasadores este año, vuelven porque tienen la capacidad.
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