En las nubes

Viajar, o al menos la parte aeroportuaria, se está convirtiendo en una aventura incómoda allá donde vayas, pero volar sigue compensándome cada viaje que hago… y esta semana ha sido un trayecto express Madrid-Valencia-Amsterdam-Madrid en 3 días por trabajo.

Unos de los principales placeres de volar es que puedes elegir el “silencio digital” como alternativa. Eso amigos, es oro. Me encanta tener conversaciones divertidas con amigos y familia en la puerta de embarque y de repente decir eso de: “Te dejo, que embarco”. Y así, hacer el silencio. Os puede resultar un poco curioso teniendo en cuenta que soy bastante activa en RRSS, pero es precisamente por eso que me gusta tanto el poder despedirme del mundo durante el vuelo y entregarme a la lectura, el descanso, o simplemente la observación. Si además como yo tienes la suerte de tener unos cascos que te libren del ruido del motor, para qué queremos más.

Es fabuloso poder disfrutar de un par de horas en las que no te tienes que preocupar de llamadas, notificaciones o mensajes varios porque, simplemente, no existen. Además de por el silencio digital, confieso que soy de esas personas que simplemente disfruta de estar en el aire, especialmente cuando los cielos nos regalan paisajes de nubes que atravesar y sobrevolar… y por eso sacrifico siempre que puedo la libertad del pasillo por el placer que supone poder ir mirando por la ventana.

En el viaje de esta semana de ida a Amsterdam, nos pilló un atardecer precioso casi aterrizando. Fue una delicia porque, además de un paisaje espectacular con una manta de nubes proyectando sombras en lila, mi banda sonora particular me regaló, de manera totalmente casual, canciones perfectas para el estado de ánimo y lo que estaba disfrutando en ese momento. De un lado: la fuerza de los colores cálidos provocados por el sol, el suelo de nubes de algodón, y para rematar, los dibujos rosados de las estelas de otros aviones que llegaban o se iban de la ciudad, que de vez en cuando se asomaba entre las nubes. Me transmite muchísima paz, y como os decía, me compensa de todas las miserias que se sufren previas a subirse al avión.





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