The Ordinary: Una marca de belleza de todo menos ordinaria



El otro día quedé con mis amigas después de meses sin vernos y además de la profunda alegría de verlas, me llevé una grata sorpresa cuando me dijeron la buena cara que tenía… ¡sin una gota de maquillaje!

Con esto de la mascarilla se me hace más pesado de lo habitual lo de maquillarme, me noto la cara mucho más taponada, y he decidido no añadir más estrés a mi piel del estrictamente necesario (que no es poco).

Por ello, y a raíz de que mis productos de Kiehl’s hubieran dejado de tener el efecto deseado, durante el confinamiento, allá por marzo, decidí cambiar radicalmente de marca. Estuve días inmersa en una profunda investigación, y me decidí por darle una oportunidad a The Ordinary. Las críticas positivas y sus precios acabaron de convencerme… así que me lancé al vacío. 

Además, se trata de una marca cruelty free al igual que libre alcoholes, aceites, siliconas y gluten. Y para rizar el rizo, apta para veganos. Un completo, vamos.

Los resultados

Como os decía, mis amigas enseguida me dijeron la otra noche que tenía mucha mejor cara, pero es que también me lo he notado yo. Tengo los poros más reducidos, la piel menos tirante, menos ojeras y una mejor sensación en la cara en general.

Además, la tengo mucha más hidratada… y eso con datos. El otro día me midieron la hidratación en el rostro y si lo normal es estar entre un 40% y un 60%, yo estaba en un 38%, cuando antes no llegaba al 30. 

¿Qué productos uso?

Con una piel mixta, deshidratada y con tendencia a engrasarse, os imagináis el lío que tenía en la cabeza a la hora de elegir qué comprar, pero al final parece que la rutina escogida me funciona.


Lo primero es lavarme bien la cara. Hasta ahora estaba usando el jabón de caléndula de Kiehl’s, y seguiré con él hasta que se me acabe el que tengo.

Luego, utilizo un ácido glicólico (Glycolic Acid 7% Toning Solution): una solución que  ofrece una exfoliación suave para mejorar luminosidad y la apariencia de la textura de la piel. Ojo porque es un producto delicado… hay que usarlo por la noche y por la mañana ponerse protección solar, porque es fotosensible.
El bote es bastante grande, así que cunde.

A continuación es el turno de la vitamina C (Ascorbic Acid 8% + Alpha Arbutin 2%), un sérum pensado para tratar el problema de la pigmentación ya que combina dos de los agentes aclaradores más potentes: vitamina C pura (ácido ascórbico) y alpha arbutina (controla la producción de melanina). Tiene una textura aceitosa y al frotarlo produce una ligera sensación de calor… pero luego desaparece casi inmediatamente.

La pieza final, como no podía ser de otra forma, es la de hidratar. Para ello uso la crema (Natural Moisturizing Factors + HA), que ofrece una hidratación inmediata y resultados duraderos con el uso continuado, que para mí es lo más lo más importante. La unión de dichos todos sus componentes (factores naturales de hidratación) junto con el ácido hialurónico, dan lugar a una barrera que se encarga de evitar la pérdida de agua de nuestras células y que, al mismo tiempo, nos protege. Tiene una textura algo densa pero no grasa, y no es necesario aplicar mucha cantidad porque cunde mucho.

El encierro y la falta de sol derivadas del confinamiento provocó que tuviera un poco cara de muerta, potenciada por unas ojeras un poco feas, por lo que también opté por comprar un tratamiento para mis ojos. En este caso, se trata del Caffeine Solution 5% + EGCG) , un contorno de ojos  formulado para reducir la hinchazón de los ojos y la apariencia de las ojeras. Para ello, contiene una mezcla de ingredientes antioxidantes, drenantes e hidratantes, incluido el ácido hialurónico y algunos extractos de plantas (como el té verde).

Para que os hagáis una idea, la compra total de estos productos fue de 31,20€, que no llega casi ni a 1 de los productos de Kiehl’s. Por los resultados que estoy teniendo, no sólo estoy satisfecha a nivel piel, sino también en mi bolsillo.


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