Emily in Paris: Absolument ringarde!
El fin de semana pasado, mientras ordenábamos cajones y demás, mi madre y yo nos pusimos a ver Emily in Paris, ya que ambas habíamos sido una adictas a Sexo en Nueva York.
Os diré que me ha decepcionado bastante... si no fuera por la ciudad de París de fondo (y en esto estoy de acuerdo con las protagonistas: París sin parisinos sería mucha mejor ciudad), la verdad es que la serie es de poco interés y relevancia. Los diálogos son bastante pobres, la historia previsible, y confieso que ni los estilismos me han mantenido enganchada.
En esto parece que hay un consenso general... si bien los estilismos de Emily son coherentes en tanto en cuanto representan su total desconexión con la ciudad de la luz, ahí para la coherencia. Como en todas las series de Patricia Field, el armario de las protagonistas excede con creces su presupuesto, aunque en este caso se lleva la palama, con una recién licenciada que es capaz de tener varios chaneles a su disposición. Además, el nivel de acumulación de estampados, colores y complementos es tal, que a veces resulta imposible fijarse en cualquier otra cosa que no sea Emily. Supongo que es también parte de la gracia.
Para mí, la persona con un estilismo realmente interesante es Silvye, sinónimo de la elegancia francesa con vestidos ajustados e increíbles y broches que quitan el sentido. La antítesis de Emily y un descanso total para la vista.
Podéis entender que siendo así, los estilismos que más me gustan de la protagonista son los más sencillos...
El argumento
Creada por Darren Star (Padre de «Sexo en Nueva York»), la serie cuenta las aventuras de una joven estadounidense (Lilly Collins) que se muda de Chicago a París para asesorar a una pequeña prestigiosa firma de marketing francesa recién adquirida por la suya. El continuo choque cultural es uno de los protagonistas por sí mismo de la historia, que está borracho de esteriptipos que al parecer han encendido las críticas.
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