DIY: Granates y ágathas
Aprovechando que me habían recomendado pasar el menor tiempo posible delante del ordenador para ver si se me pasaba la irritación de los ojos, me dediqué durante todo el fin de semana a recuperar uno de mis hobbies favoritos: hacer "bisutería". Hacía mucho tiempo que no hacía cosas de éstas (salvo que contemos mi breve incursión en el apasionante mundo de la horquilla), y lo cierto es que aunque me costó 6 intentonas lograr la longitud adecuada de las diferentes tiras, estuve super entretenida y he quedado muy satisfecha con el resultado final...
¿Qué os parece? |
Hace mucho tiempo, cuando todavía no iba ni a la universidad, solía pasarme por los hippies de Goya y dedicarme a pintarrajear todo lo que me gustara y viera factible de hacer, para gastarme luego la paga en Pontejos en abalorios.
Esta vez, mi inspiración vino de la colección Indochina (fantástica) de Uterqüe, y aunque el resultado no ha sido exactamente igual (más bien, todo lo contrario, pero una no tiene el presupuesto infinito), no estoy menos satisfecha por ello.
Foto_Uterqüe |
Los materiales los compré en Gaia (calle Argensola 2), cuya dependienta es encantadora y se mostró muy entusiasta con mi idea, tanto, que primero escogimos las piedras sin fijarnos en el precio, y luego bajamos hasta la versión más asequible.
Necesitaréis cuentas de 2 tipos: bien de diferentes tamaños o de diferentes formas y colores, para fomentar el contraste. En mi caso escogí granates redondos y más pequeños y agathas verdes que, aunque a simple vista pudieran parecer muy oscuros, lo cierto es que juntos quedan francamente bien, y la mar de elegantes.
También necesitaréis un broche como el de la foto, que permita engarzar varias vueltas, hilo de naylon (lo más resistente posible, porque las piedras pesan al final bastante), y un tipo de bola de color dorado para separar las agathas y los granates y hacer que se luzcan más. En mi caso, las bolas que metí fueron las típicas grapas que se utilizan para los cierres. Las venden en bolsitas y son más baratas de comprar, además de ser perfectas por su reducido tamaño.
El siguiente paso es pensar en la gama de color y la secuencia, y empezar con la primera vuelta del collar. Lo ideal es escoger o bien la más larga, o la más corta, para calcular el resto. Yo empecé por la más larga. A partir de ahí, quitando al menos dos bolas por vuelta de la zona granate (que fue la que yo escogí para que quedara a los lados) que luego fueron 4, fui haciendo pequeños paquetitos de bolas por cada tira, para no tener que estar contando continuamente.
Y de ahí la cosa es ponerse a engarzar y rematar cada vuelta en el broche, teniendo cuidado de hacer coincidir correctamente el final del collar en su argolla correspondiente. Os confesaré que, a pesar de tanto cálculo y cuenta y empaquetado, al final tuve que ir ajustando cada vuelta... vamos, que si no deshice el collar al menos 3 veces, no lo deshice ninguna...
Lo ideal es conseguir que cada vuelta quede suficientemente más corta que la anterior para que ni se monten, ni quede demasiado separada. El collar queda más bonito cuanto más tupido... el remate es bien sencillo: nudo en la argolla y vuelta a meter por las bolas durante un tramo para conseguir una mayor resistencia.
Y... voilà!
¿Qué tal? ¿os gusta? en cuanto pueda me lo pongo para que podáis ver el efecto sobre el cuello...
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Muchos besos desde
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