Today I'm wearing... Sombrero a los toros
El calor aprieta (¡por fin!) en la Capital de las Españas, como no podía ser de otro modo en este mes de mayo que se marcha dejando la sensación de apenas haber estado ahí, y yo mientras agoto mi última entrada a los toros de la temporada (salvo que algún ser caritativo lo evite).
Como muy bien no sabía el lugar exacto de mi asiento, y la entrada rezaba "Sol y Sombra", decidí no arriesgarme y armarme de mi sombrero panamá, por lo que pudiera pasar. Camisa fresca y de color salmón vivo, y vaqueros mediante, marché a la plaza armada de abanico de lunares (cómo no) y cámara, a una nueva tarde de corrida.
Es espectáculo... normalillo. Lo bueno es que con los rejones ya se sabe, por muy rollo que resulten una siempre puede confiar en los bellos équidos para que la distraigan. El ambientillo también ayuda... sigue fascinándome lo antiguo que es en la Plaza. Los señores son caballeros, las señoras, damas. Los primeros se levantan a tu llegada, se extrañan de tu presencia allí sin acompañante alguno, y la segundas, las que son curtidas en estos ruedos, te miran de reojillo mientras agitan sus abanicos en la calurosa tarde.
A pesar del calor, de la floja corrida, de la señora de atrás que grita asustada cada vez que el toro se acerca al caballo (gracias al caballero de su lado por increparla educadamente "Señora, para eso están, o no pagaríamos la entrada"), a pesar de la pregunta indiscreta de la señora en cuestión que, sin conocerme de nada, pidió que la dejara la cámara un rato (a lo que primero respondí "¿Perdón?" y ante su insistencia "Lo siento, pero no"), a pesar de mi soledad impuesta... fue una bella tarde de corrida de a que salieron bellas fotos, y bellos recuerdos también.
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