#chezagneswritings: mañanas frías de invierno
En invierno, los árboles de hoja caduca parecen gráciles y fuertes estatuas oscuras preparadas para permanecer inmóviles ante las ráfagas de viento helado que las sacude. Ahora que las hojas se han caído del todo, lucen orgullosos su nueva piel plateada, mientras la magia sucede bajo la tierra, donde no podemos verla: a pesar de que parecen en trance, las raíces se afanan por trabajar de cara a los meses más cálidos, extendiendo sus finos dedos y tratando de agarrarse con fuerza, preparándose para lo que está por llegar.
Levanto la cara contra el viento frío, entorno los ojos ante la tenue luz del día que reverbera contra la nieve. Sólo con la manta blanca cubriéndolo todo parece que el sol no ha perdido toda su fuerza del verano, multiplicando su luz, aunque no su calor, en estas mañanas frías de invierno. Sonreír es fácil en días así, con el paisaje ofreciéndote una estampa casi idílica, y bien abrigada. Porque el frío siempre se lleva mejor cuando sientes dentro el calor… de la misma forma en que nos gusta tomar helados en verano.
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