#ChezAgnesWritings Tormenta
A los puños del agua le acompañaba el ulular del viento, y aún así, no fue hasta que un rayo golpeó seco el aire e iluminó la estancia que la chica por fin levantó la vista del libro. Sonrió para sí. Le encantaban las tormentas, y en especial el sonido de la lluvia, que muchas veces utilizaba para meditar. Ese sonido apagado, parecido al ruido blanco (como si alguien estuviera escribiendo un largo texto en una vieja máquina de escribir), la llenaba de paz y la permitía centrarse.
Dejó el libro sobre la mesita auxiliar, y apagó la luz de la pequeña lámpara con un clic que se perdió entre el fuerte repiqueteo de la lluvia contra el cristal. Haciéndose un ovillo, se acurrucó en la butaca y se abandonó a la tormenta.
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