Recomendaciones Chez Agnes: Agua y Jabón

No sé si es porque cada vez tenemos más capacidad de atención o qué, pero cada vez son más los libros publicados con pequeñas píldoras / capítulos agrupados. Prueba de ello son “La alegría de las pequeñas cosas”, “Nada importa” o el protagonista de esta crítica “Agua y Jabón”.

De los tres, el último es el que menos me ha gustado… lo he encontrado un poco deslavazado de más (aunque la autora avisa en las primeras páginas, y el que avisa no es traidor), y un tanto pretencioso. De postureo cultureta, vaya.

De qué va “Agua y Jabón”

En palabras de su autora, Marta D. Riezu, lo recogido en Agua y jabón es el resultado de una trayectoria intuitiva y desordenada. Hay lealtades antiguas y otras recientes. Hay, sobre todo, silencio, admiración, paciencia y predilección por la realidad más próxima.

¿Qué es lo que más me ha gustado del libro?

El sentirme identificada con muchas afirmaciones, ésas que a veces una no es capaz de verbalizar, pero que las reconoce cuando las ve escritas del puño y letra de otra persona.

El lenguaje, rico y detallista. Me ha servido de inspiración a la hora de materializar pensamiento. Me ha recordado (salvando las distancias), a las notas que a veces tecleo en el Iphone por miedo a que se me olviden yendo de un sitio a otro.

Algunas anécdotas me han resultado la mar de curiosas, dejándome con ganas de investigar más. Con algunos párrafos me ha pasado lo mismo.

¿Qué es lo que menos me ha gustado de “Agua y Jabón”?

El ir y venir de nombres. A pesar de las notas al pie, me ha alejado un poco del libro, porque me ha dificultado enormemente conectar con él. A ratos me sentía un poco lerda por no saber de tal o cuál cosa, como si hubiera entrado en una reunión de un Club del que nunca llegaré a formar parte. 

Esta referenciación constante, si bien ha habido momentos en los que ha despertado mi curiosidad, en otros me ha parecido muy esnobista y un tanto irritante. Llega un momento en que lo que se menciona en el libro ha de ser guay porque la autora lo dice… está escrito desde una especie de pedestal (el Club al que hacía referencia antes) y es como si te mirara por encima del hombro. La elegancia de la sencillez que da título al libro va desapareciendo a lo largo de sus páginas… confieso que ha habido momentos en los que he ido saltando en diagonal por los párrafos porque me sonaban un poco lejanos.


En conclusión: entiendo por qué ha triunfado este libro. Las píldoras de sabiduría están muy a la orden del día, y a todos nos gusta sentirnos un poquito mas cultos de lo que en realidad somos (y quien diga lo contrario, miente descaradamente). Los otros dos libros que he enmarcado dentro de la misma categoría me gustaron más porque, al ser la longitud de los textos un poco mayor y el lenguaje más intimista y cercano, me llegaron mucho más. Eran más de amigos tomando café y charlando de la vida, que de Pigmaliones.


Os dejo el enlace al libro:




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