Moda fuera de serie: Queen's Gambit
Gámbito de Dama es el último drama estrenado en Netflix cuyos protagonistas son el ajedrez y la moda, cuyo nombre toma de una de las aperturas de ajerez más antiguas y agresivas. Basada en la novela de Walter Tevis, se trata también de una historia de soledad, adicciones, la guerra fría y los prejuicios de género. También sobre la ropa, que puede parecer una tontería de no ser porque los propios directivos de Netflix así lo han confesado.
Aunque su protanosita, Beth, acaba su reinado en Moscú con 20 años al más puro estilo influencer (o todo lo influencer que se podía ser en 1968), el estilo no es algo que le venga dado como su talento por el ajedrez. Más bien todo lo contrario. Desde que la conocemos en el orfanato llevando un áspero vestido color visón de lino, mucho va a evolucionar su estilo (como su juego).
En su primera época, y aunque estamos en plenos 60, veremos a Beth llevando looks más propios de la década anterior: faldas de vuelo y camisetas de cuello redondo, cuellos bebé y tonos pastel. Aún así, entre sus masculinos openentes vestidos de trajes oscuros, brilla con luz propia.
Aún así, su compromiso con el ajedrez es tal que el juego inspira su vestuario, hasta tal punto que en muchas ocasiones la vemos vestida como si de un tablero de ajedrez se tratara. Es más, si uno se fija bien veremos como, como en el ajedrez, Beth gana cuando viste de blanco y tonos claros, y pierde cuando viste de oscuro.
Y aún así, aunque viste un poco fuera de su tiempo (más por restricciones económicas que por otra cosa), las prendas están claramente inspiradas en la realidad: vestidos sueltos inpirados en Cardin, tops y faldas cortas inpiradas en Biba y Pucci, o jerseicitos y polos de aire Courrèges. Las prendas siempre tienen algo en común: cuellos y bustos interesantes, ya que han de verse cuando la cámara enfoque el juego, pero sin distraernos de ello.
Cuando Beth vive su época más rebelde y coquetea de una manera mucho más cercana con las drogas, el alcohol y el sexo casual, su armario evoluciona con ella. La vemos incorporar color a sus estilismos (por fin), vaquetos y pantalones ajustados, e incluso unos vaqueros. Parece que gana en juventud, y también arriesga más con el maquillaje: labios iridiscentes, artístico eyeliner y enormes pestañas postizas muy al estilo de la época.
A mí me ha resultado muy interesante ir viendo su evolución a través de los capítulos, la verdad.
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