Fotógrafos con estilo: Lee Miller



Lee Miller es uno de los personajes más interesantes del mundo de la moda del siglo 20, aunque no sea conocida por muchos. Fue modelo, fotógrafa, periodista de moda y reportera de guerra

Tuvo una infancia difícil... fue violada a los 7 años y su padre la fotografiaba desnuda desde los 8 años, lo que marcó mucho su carácter. Rebelde y alocada, no duraba mucho en los colegios a los que iba. Sin embargo, la vida le tenía guardada una sorpresa. Fue descubierta en medio de la casualidad cuando a punto de ser atropellada cruzando la calle a los 20 años por Condé Montrose Nast, fundador de la revista Vogue, y meses más tarde protagonizó su primera portada de la revista.



Tras protagonizar más portadas y algunos anuncios (como el primero de compresas que no era una ilustración), decidió que quería ser fotógrafa, y se marchó con una mano delante y otra detrás a Paris para conocer (y ponerse a sucargo) a Man Ray, del que era fan. Ambos formaron pareja profesional y personal durante varios años, aunque la libertad sexual de ella, las infidelidades de él y los celos que se tenían acabó con su relación.



La vida le hizo sentar la cabea en Londres durante algún tiempo, y allí, mientras escribía para Vogue, quedó tan impactada por cómo se estaba desarrollando la II Guerra Mundial que  decidió volver a dejarlo todo para hacerse corresponsal de guerra. En un principio su iniciativa fue rechazada, aunque eso la ayudó a convertirse en la figura de cabecera de la revista al estar el resto de sus compañeros fotógrafos en el frente. A medida que avanzaba el conflicto, volvió a intentarlo. Fue una de las primeras mujeres en ejercer esta profesión, y muchos recuerdan sus crónicas de los campos de concentración en Vogue por su crudeza y realismo. Estuvo también en la liberación de París y en todos los grandes momentos de la Guerra, a veces incluso sin acreditación, lo que la tuvo detenida algún tiempo. 

Su empeño por conseguir las mejores historias, su forma de ser y su belleza hicieron que se colara en situaciones la mar de insospechadas, llegando incluso a colarse en la casa de Hitler en Baviera y meterse desnuda en su bañera del Führer el mismo día en que éste se suicidaba, una de sus fotos más famosas.



La Gran Guerra hizo mella en ella, y acabó con graves secuelas que la hundieron en el alcohol. A su vuelta se fue a Nueva York donde creó un estudio de fotografía que le reportó trabajos con marcas como Elizabeth Arden o Saks Fith Avenue. Pero acabó dejando de trabajar y se dedicó  a cocinar. La cocina le sirvió como una forma de evadirse: estudió en el Cordon Bleu de París y trató de escribir un libro de cocina, aunque era conocida por crear recetas de alto contenido erótico, demostrando que era una rebelde y un carácter fuera de los moldes de lo que se esperaba de una chica Vogue de la época.




Las fotos no me pertenecen


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