Hombres con estilo: Ralph Lauren


No importa en qué país del mundo estés: si mencionas el nombre de ‘Ralph Lauren,’ inmediatamente a la gente le vienen a la cabeza imágenes de ropa lujosa, con clara inspiración en las Ivy Leagues americanas y, en definitiva, el sinónimo por antonomasia de lo que el Sueño Americano representa.

Nacido Ralph Lifshitz en 1939 de padres inmigrantes judeo-rusos en el Bronx, él mantiene que lo único que siempre quiso fue ser cool, lo que con su espíritu emprendedor y ojo para la moda, le convirtió en el icono que es ahora. Aún así, todos los que le conocen lo describen como sincero, elegante, modesto y tan humilde como una camiseta, y eso... también es un mérito en este mundillo.


Podemos decir que su carrera en la moda empezó a los 16 cuando trabajando en unos almacenes se dio cuenta de que las prendas que colgaban de sus perchas no representaban sus sueños, y mucho menos eran aptos para las estrellas del momento como Cary Grant o Fred Astaire, y empezó a imaginar cómo sería diseñar prendas atemporales, estilosas y glamurosas para sus ídolos.

Apenas un año más tarde puso sus sueños a trabajar cuando la necesidad lo convirtió definitivamente en diseñador (aunque él huya del término como de la rabia). Su inspiración fue su vieja camisa vaquera de Levis, para la que por mucho que buscaba no encontraba sustituta. Ni corto ni perezoso se la hizo él mismo, como con todas las prendas que en adelante buscaba y quería "a su rollo" y que no conseguía encontrar.


Diez años más tarde, se metió de lleno en la profesión. Trabajando para la marca Rivetz de corbatas, al ver que nos escuchaban sus ideas innovadoras, decidió montárselo por su cuenta. Empezó vendiendo sus corbatas desde su Morgan vestido en vaqueros y con una bomber de ante, y llegó a llamar la atención del mismísimo Bloomingdale's. Pronto añadió más referencias a su marca, y decidió invertir sus ganancias también en su armario, creando el estilo Ralph que le caracteriza: chaquetas de doble solapa y pantalones claros, trajes hechos a medida, y un largo etc que levantaba las envidias de sus clientes, que pronto pidieron ropa para ir a juego con sus corbatas. Y es que durante los 70, cuando todo lo que había eran colores chillones y grandes estampados, él siguió fiel a su estilo sencillo y atemporal, lo que le granjeó su sello personal. Para él eran importantes los tejidos y detalles especiales en las prendas, que las hacían únicas, dejando que éstos hablaran por la ropa. 


Tras la ropa masculina, se metió de llena en la infantil, nuevamente fruto de la necesidad. Como padre, harto de no encontrar ropa 100% de algodón para sus hijos decidió diseñarla él mismo. La línea femenina vino después. Usando a su mujer como su musa, diseñaba para las mujeres que a él le gustan: sencillas y guapas incluso al natural, no llenas de maquillaje y hasta arriba de joyas como lo que veían en las calles, y que lo mismo asistían a bailes de gala que se iban al campo a montar a caballo.


Parte de su éxito reside también en la versatilidad de sus prendas. Inspirado por iconos como Joe DiMaggio, Mickey Mantle, Frank Sinatra o Cary Grant, se le ve igual de cómodo en vaqueros y botas de cowboy como en traje de chaqueta, y esa estilo se traduce a sus prendas. Su atemporalidad y elegancia clásica conectan con la gente más allá de las tendencias, y por eso se mantiene arriba pase lo que pase. 



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