Volando a Brihuega a ver la lavanda


Después de varios años intentando que alguien me acompañara al Festival de la Lavanda en Brihuega, hace un par de semanas conseguí ir con mi pareja favorita, y la verdad es que la visita mereció mucha la pena.



Brihuega es desde hace un par de años un secreto a voces: la forma de viajar a la Provenza a apenas un par de horas de Madrid. En la provincia de Guadalajara (en la conocida zona de la Alcarria) y escondido entre bosques y campos de trigo y girasoles, está nuestra pequeña Provenza española.



La zona es conocida como el Jardín de la Alcarria, y tiene una de las plantaciones más importantes de lavanda de España. Aunque el área más conocida está en un punto de la carretera pasado el pueblo de Malacuera (donde incluso hay una gran explanada para aparcar el coche y más adecuada a las visitas), nosotros fuimos un poco a la aventura y nos paramos allí donde pudimos, dejándonos un poco llevar.




Tuvimos mucha suerte porque a pesar de que el Festival de la Lavanda tuvo lugar el fin de semana pasado (este año el concierto corrió a cargo de Pitingo), fue éste en el que la lavanda estaba en su mejor punto de floración: cuando el color tiende más a morado que a azul. Los campos estaban realmente preciosos, como podéis ver.



Una de las mejores cosas de visitar Brihuega en esta época es que, como no podía ser de otra forma, el olor es increíble. Voy a decir una obviedad, pero el aroma a lavanda de verdad nada tiene que ver con lo que nos venden, incluso en las esencias más naturales. Con su aroma característico se mezclan trazas de verde y campo, dándole un toque mucho más fresco.



Hay que tener un poco de cuidado para, además de no estropear las plantas, tener en cuenta que las abejas, amenazada su existencia como ya está de por sí, no sufran con nuestra visita. Se encuentran en plena faena de polinización y no es plan de molestarlas. Al borde de cualquiera de los campos se puede oír un zumbido potente y contínuo que nos alerta de su presencia. 



Yo tuve un pequeño percance con una que se perdió en mi melena, enredándose con mi pelo. Creo que ambas nos pusimos nerviosas... yo porque escuchaba su zumbido cercano contra mi oreja, y ella porque no podía salir, pero aún así no me picó. Por eso recomiendan ir vestidos de blanco, porque dicen que es un color que las ahuyenta.



Como os decía, nosotros fuimos un poco a nuestra bola, ignorando un poco las recomendaciones sobre la mejor hora para visitar los campos, que es el atardecer. Si los colores ya son increíbles después de comer (como veis en las fotos), imaginaros el colorido al atardecer, con los tonos naranjas del sol... no pienso perdérmelo otro año.



En definitiva, una visita súper recomendable para pasar un día fuera de Madrid. Nosotros aprovechamos para visitar Sigüenza, pero hay otros pueblos alrededor como Torija (con un castillo medieval), que se pueden visitar también para aprovechar el día. El mismo Brihuega se engalana cada año para esta época, y decora sus calles con los colores de la lavanda, dando un aspecto muy bonito a la zona.


Brihuega
Horario: durante todo el mes de julio.
Dirección: Carretera GU-925 de Brihuega a Malacuera, a 7,7 km.


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