Recomendaciones de Agnes: La Habanera
El viernes pasado aprovechamos que estábamos sin chicos y mi madre y yo nos fuimos a comer a La Habanera, del Grupo Larrumba, que acaba de abrir en Madrid. Teníamos muchas ganas porque habíamos oído muy buenas cosas, así que allá que fuimos.
La decoración en La Habanera
Lo primero que nos sorprendió fue la decoración. el restaurante está en 2 alturas, y está increíblemente decorado. ¡Parece que te trasladas al trópico al pasar el umbral! palmeras, azulejos, papel pintado colorido, estampados... nos gustó muchísimo y llamó nuestra atención. Tiene un rollo a Perrachica, pero más tropical con muchas más plantas y verde... incluso en el baño ¡que tiene columpios!
Nos sentaron en el piso de arriba, cerca de la ventana, que tenían abierta y tiene unas vistas increíbles a la Plaza de Colón. En seguida nos sirvieron agua fresquita, sin pedirla siquiera, un detalle que me pareció genial, sobre todo teniendo en cuenta que últimamente que te pongan un vaso de agua del grifo en Madrid - no digamos ya una jarra - es casi una misión imposible.
La carta no es muy extensa, de hecho, lo es más la de cócteles y bebidas, pero en mi opinión es bastante completa y con clara inspiración cubana.
Nosotras quisimos pedir un poco de todo, entrantes, principal y postre, y eso con una copa de vino cada una, nos costó unos 50€
El menú de La Habanera
De aperitivo, pedimos gazpacho de fresón con caviar de aceite de oliva, que sirven en un plato con los "tropezones" (las perlas de aceite, flores y croutons) directamente en la mesa con una jarrita. Un plato muy fresquito e ideal para el verano.
De platos principales mi madre pidió el wok de langostinos, que son ligeramente picantes, y yo los canelones e carrilleras con puré de boniato. Ambos platos estaban buenísimos, aunque he de confesar que a mí las raciones me parecieron demasiado pequeñas, algo que observamos también en los platos a nuestro alrededor. Con todo, nos encantaron. Sabores suaves y con detalles originales como el sésamo se dejaban notar ligeros al probar los platos.
De postre pedimos, como no podía ser de otra forma, la tarta de zanahoria y el caldo frío de frutos rojos. De lo primero he de decir que estaba muy bueno, el bizcocho de zanahoria es de los que a mí me gustan, y la presentación original en pequeños trocitos con la crema de queso en forma de espuma en el fondo del plato. El caldo de frutos rojos, ideal para el verano. Con un sabor intenso y buenísimo.
Conclusión
El sitio es digno de visitar y probar, aunque las raciones son algo escasas para el precio.
Además, y a pesar de que había un montón de camareros, el servicio entre plato y plato es algo lento. Eso sí, son atentísimos y muy simpáticos.
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