'Journées particulières' en Loewe: Los secretos del Amazona

Como parte de 'Journées particulières' organizadas por el grupo LVMH por todo el mundo para dar a conocer sus firmas, en Madrid hemos tenido la suerte de poder gozar de los secretos de la firma Loewe en su emblemática tienda de la calle Gran Vía 8 todo el día de ayer y de hoy.

Ya sabéis que yo soy una enamorada de esta firma. Me hace sentirme muy orgullosa contar con una enseña de lujo de denominación de origen española, con tanta tradición detrás, y por eso no son pocos los post que le he dedicado.

Aún así, vivir una experiencia como la de hoy siempre es enriquecedor, no sólo para mí, sino como forma de dar a conocer la firma a los menos expertos, y al público en general, para que sea consciente del valor de un artículo como un Amazona.

Las Jornadas en la tienda empezaban en la calle, ya que los escaparates estaban decorados por los dibujos del artista Robert Clarke, que ilustra también un libro dedicado a los artesanos y trabajadores detrás de la marca Loewe cuyas páginas se muestran arriba en la tienda también.

El cangrejo, inspiración del emblema de la casa Loewe

Tras ser espléndidamente recibida en la puerta, me guiaron a la parte superior de la tienda (que está dedicada a este tipo de eventos y exposiciones, como ya os he contado en alguna otra ocasión) asegurándome - para mi regocijo - que arriba podría hacer todas las fotos que quisiera.

A pesar de haber visto un pequeño reportaje en televisión, verlo en el directo impacta. Dos chicas de comunicación de Loewe me indican el plan: primero, mini conferencia con Simó Escayola (jefe de compras de piel para la marca), para continuar con Francisco Guzmán (artesano veterano en la casa). El plan es de lo más apetecible...

... así que dirijo mis pasos a la zona de Simó que, con su peculiar acento, nos cuenta los secretos de la compra de cueros y pieles para una marca como Loewe. La calidad es fundamental, y se supervisa el trabajo de curtidores y proveedores manualmente para asegurarse la compra de las mejores piezas, impolutas y sin defectos pues, como nos enseñará más tarde Francisco, los bolsos se hacen de piezas completas de piel.

Cobran importancia tanto el origen como la alimentación de los animales, los tintes utilizados... todas las materias primas son de una importancia vital para conseguir un acabado perfecto.

Una vez nos hemos familiarizado con las pieles (en especial con la especialidad de la casa, la napa de piel de cordero), cambiamos de espacio para adentrarnos en los secretos del Amazona de la mano de Francisco Guzmán, que lleva nada más y nada menos que 35 años trabajando en la casa.

Un patrón de una Amazona... curiosísimo

Paco nos habla con pasión sobre su trabajo... me confiesa, un rato más tarde y ya sin tanto público, que es algo que les pasa a todos los que entran a trabajar en la Casa. Loewe poco a poco se te va metiendo bajo la piel hasta convertirse en algo también tuyo... a mí me impresiona enormemente que después de 30 años hable con tanto cariño y pasión sobre su trabajo.

Sobre la mesa que nos espera, tenemos las herramientas necesarias y las "tripas" del bolso, 61 piezas que se tardan en ensamblar entre 9 y 11 horas por un equipo de unas 5 personas. Nos enseña las materias primas, y nos habla de las piezas de piel, de cómo se trata de conseguir piezas sin imperfecciones y lo más parecidas posibles, aunque no siempre sea posible. Para estas pequeñas diferencias, se usa el interior del bolso, donde los cambios de color (aunque sean aparentemente inexistentes), se notan menos.

El bolso está prácticamente hecho a mano en su totalidad, clara muestra de que tradición e industria pueden vivir de la mano. Las asas son precisamente uno de los pocos elementos que requieren de ayuda "técnica", pues consiguen su color y su sellado gracias a ciertas máquinas.

El "cangrejo" es super importante, sobre todo en las piezas de ante. Se sella con calor y mucha presión para marcarlo tanto por delante (donde se intenta darle un ligero toque de color) como por detrás, y así ambos lados presentan su relieve.

Una vez se tienen las asas y montado el exterior y el interior, se procede a hacer el ensamblaje, éste sí totalmente artesanal. Ambas partes se cosen a mano, haciendo pequeños cortes para un encaje perfecto, de manera que el bolso quede cuadrado.

Los últimos 5 minutos son fundamentales. Además de inspeccionar por última vez el bolso, es el momento en que se cepilla y se hacen los últimos retoques para convertirlo en la obra de arte que todas quisiéramos tener...

Ha sido un camino muy largo desde los curtidores hasta la estantería de las tiendas como las de Gran Vía, pero el esfuerzo y la meticulosidad desde luego que merecen la pena. Por eso Francisco nos comenta curioso, cómo sufre cuando ve a una de estas maravillas en el suelo de cualquier restaurante... con el trabajo que lleva detrás.

En fin, creo que habéis sido partícipes de lo mucho que he disfrutado con esta visita, ¡¡espero que organicen muchas más!!

Francisco y yo nos despedimos por el momento de vosotros.