Primeras impresiones...
Pues nada, lo prometido es deuda, y ya que las musas finalmente me inspiraron, os dejaré unas breves líneas de resumen de mi semanita Formigaleña…
Primera impresión: Dios bendiga a la Federación Madrileña de esquí por, por el módico precio de 60€ la temporada completa, aportar seguro médico completísimo y descuento de aúpa en la compra del Forfait. Cuando las cosas funcionan, hay que decirlo.
Pues nada, primera impresión buena. 6 años (o más) sin esquiar no sólo me tenían oxidada en estos menesteres nevados, sino que habían provocado en mi persona un acojone considerable. Menos mal que es verdad eso que dicen de que esquiar es como montar en bici, que no se olvida, y rápidamente y a pesar del viento, me puse en órbita otra vez. Eso sí, con mucho cuidadito que el viento tiraba seriamente…
Pero lo bonito de verdad fue la vuelta a casa ese día, y eso a pesar de que tardamos 1 hora y media en hacer los 16km que separan la estación de Biescas, donde nos alojábamos. Lentos pero seguros, avanzamos ladera abajo disfrutando enormemente de la nevada monumental que llevaba regando la montaña desde las 11 de la mañana, y que daba como resultado un paisaje de ensueño invernal, de los de postal navideña. Como una niña bajé todo el viaje tirando fotos a todo: los parques, la montaña, los pueblos del camino…
Primera impresión: Dios bendiga a la Federación Madrileña de esquí por, por el módico precio de 60€ la temporada completa, aportar seguro médico completísimo y descuento de aúpa en la compra del Forfait. Cuando las cosas funcionan, hay que decirlo.
Pues nada, primera impresión buena. 6 años (o más) sin esquiar no sólo me tenían oxidada en estos menesteres nevados, sino que habían provocado en mi persona un acojone considerable. Menos mal que es verdad eso que dicen de que esquiar es como montar en bici, que no se olvida, y rápidamente y a pesar del viento, me puse en órbita otra vez. Eso sí, con mucho cuidadito que el viento tiraba seriamente…
Pero lo bonito de verdad fue la vuelta a casa ese día, y eso a pesar de que tardamos 1 hora y media en hacer los 16km que separan la estación de Biescas, donde nos alojábamos. Lentos pero seguros, avanzamos ladera abajo disfrutando enormemente de la nevada monumental que llevaba regando la montaña desde las 11 de la mañana, y que daba como resultado un paisaje de ensueño invernal, de los de postal navideña. Como una niña bajé todo el viaje tirando fotos a todo: los parques, la montaña, los pueblos del camino…
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