DEP
Mon ortinateur ha muerto. RIP. DEP.
Al menos lo ha hecho hasta nueva orden, cuando los amables chicos del servicio técnico de HP me llamen y me digan que lo que tenía no era un letal error del disco duro, sino una nimiedad cualquiera que no lo deje inservible. Porque soñar es gratis, ¿verdad?
En fin, que lo que más me sorprende es que no estoy demasiado afectada. A ver… me joroba, y mucho. Pero no ha sido una rasgada de las vestiduras como cuando hace años petó el ordenador de mesa. Al fin y al cabo, ya no tengo trabajos universitarios que guardar, ni documentos importantes que atesorar (menos mal que de estos últimos tengo una copia en el USB) aunque sí que he perdido mi book de fotografías de moda (nueva excusa para navegar por las páginas de mis nuevos iconos fashion de Gossip Girl) – esperemos que si no hay salvación posible, puedan rescatarme Mis Documentos -.
Lo que más me ha jorobado, y lo ha hecho de verdad, ha sido perder –aquí viene lo gordo- ¡mi biblioteca itunes! Eso es lo que pasa cuando tu vida la pasas conectada a tan bendito aparatito que es el Ipod, sincronizándolo día sí y día también con vídeos, fotos, y música. Reconozco sin mucho reparo que me pasé el sábado entero averiguando la manera de no perder toda la música almacenada en él (de las fotos y los vídeos, ya ni me he preocupado, resignada como estaba a perder la totalidad de su contenido), hasta que di con el programa adecuado. Los programas… porque he conseguido uno para cada tipo de archivo (anda que… lo que está dispuesta a hacer una por su Ipod).
Cruzad los dedos (es una orden)
Al menos lo ha hecho hasta nueva orden, cuando los amables chicos del servicio técnico de HP me llamen y me digan que lo que tenía no era un letal error del disco duro, sino una nimiedad cualquiera que no lo deje inservible. Porque soñar es gratis, ¿verdad?
En fin, que lo que más me sorprende es que no estoy demasiado afectada. A ver… me joroba, y mucho. Pero no ha sido una rasgada de las vestiduras como cuando hace años petó el ordenador de mesa. Al fin y al cabo, ya no tengo trabajos universitarios que guardar, ni documentos importantes que atesorar (menos mal que de estos últimos tengo una copia en el USB) aunque sí que he perdido mi book de fotografías de moda (nueva excusa para navegar por las páginas de mis nuevos iconos fashion de Gossip Girl) – esperemos que si no hay salvación posible, puedan rescatarme Mis Documentos -.
Lo que más me ha jorobado, y lo ha hecho de verdad, ha sido perder –aquí viene lo gordo- ¡mi biblioteca itunes! Eso es lo que pasa cuando tu vida la pasas conectada a tan bendito aparatito que es el Ipod, sincronizándolo día sí y día también con vídeos, fotos, y música. Reconozco sin mucho reparo que me pasé el sábado entero averiguando la manera de no perder toda la música almacenada en él (de las fotos y los vídeos, ya ni me he preocupado, resignada como estaba a perder la totalidad de su contenido), hasta que di con el programa adecuado. Los programas… porque he conseguido uno para cada tipo de archivo (anda que… lo que está dispuesta a hacer una por su Ipod).
Cruzad los dedos (es una orden)
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Comentarios
Saludos y feliz año nuevo!
Sara.