Indi y la paja mental de Spielberg...
Bueno, pues ayer por la tarde fui invitada por el Mundo K a ver el pre-estreno de la nueva de Indi: Indiana Jones y el templo de la Calavera de Cristal.
Odiseas varias aparte (como que salimos tarde de la ofi en caravana K, llegamos con el tiempo pegado al culo y un largo etc.), el hecho de que tuviéramos que pasar un control de seguridad al más puro estilo frontera de los EEUU fue algo así como el toque final a una tarde de despropósitos, muy divertidos, pero despropósitos al fin y al cabo. Héte aquí que llegamos al Kinépolis, pues, y la cola… interminable. Teniendo en cuenta que quedaban 3 minutos para que cerraran las puertas, el pánico, como que se dejaba notar. Menos mal que, aprovechando que mi Amado Progenitor andaba de destacado in situ (al pobre le hacía mucha ilusión ir, y yo no me pude negar que fuera mi +1), nos colamos vilmente en la cola, primero discretamente, luego con alevosía y premeditación. Exactamente cuando los compañeros que iban llegando notaban nuestra posición destacada en la cola. Alguna protesta hubo, y alguna contestación del tipo: “Nosotros patrocinamos la película, ¿qué has hecho tú para ganarte la entrada?” también. Somos más chulos que la K, después de todo…
Y bueno… me voy a ahorrar el comentario sobre cómo mi jefe, con la calma serrana, se acercó a papá y a mí en la cola y extendiendo su mano soltó a mi padre: “Hola, yo soy Miguel, el jefe de Agnes”. Así… sin anestesia ni nada… bien es cierto que mi señor padre fue, vió y venció, que para eso es nuestro mejor distribuidor no oficial allende los mares.
En fin, que no sentamos, que empieza la peli… y ahora es cuando voy yo, y la critico. Aquellos que no queráis saber de qué va, qué es la calavera de cristal y demás… que deje de leer. IPSO FACTO.
Dicho lo cual, quedo exenta de toda responsabilidad derivada de aquellos morbosos que sigan leyendo y no hayan visto aún la peli, y tampoco quieran que se la destripe.
Primero y principal: sea lo que sea que Spilberg fuma, por dios, que lo deje. Es malo, malo, malo.
(O muy bueno, según se mire)
¿Qué diablos pintan los primos de ET en una película de Indiana Jones? Yo os lo voy a decir… NADA. O al menos, no deberían. Por dios bendito… que una cosa es la fantasía (como en la peli de La Ültima Cruzada) y otra muy distinta es la paranoia, paja mental, o como queráis llamarlo. Al amigo Steven se le va… se le va… se le fue.
Dicho lo cual, confieso que me entretuve mucho con la peli. Soy fan incondicional a Indy y sus aventuras, y es lo que tiene. El éxito está asegurado si durante la primera hora y media te olvidas de lo que están buscando, y te centras en la búsqueda en sí. Es una historia al más puro Indy: ese humor característico, esa típica media sonrisa y, cómo no, su fabuloso sombrero. Indy está mayor y no lo ocultan es más, lo explotan, y tiene una gracia que te cagas. El chavalito que sale... super gracioso, muy en la onda de la historia... y con su personaje. Sólo me mosqueó un momento que tiene en plan Tarzán, que es como que muy fuerte. Lo dejan colgado de una liana y, una mirada a un mono después (cuya raza no concuerda en absoluto con la situación geográfica, pero bueno), se convierte en el Rey de la Selva. Poder de transporte vía liana incluido, y una destreza del más clásico Tarzán. La chica también tiene su risa... resulta que el la primera "Chica Indy" de la historia... Marion, a quien recordarés por su camisoncito de seda blanca en el Arca Perdida.
Después de lo dicho, me quedan aún un par de preguntas:
- ¿Qué hacen las cataratas de Iguazú en Perú?
- ¿Desde cuándo se cantan mariachis en Perú?
De la batidora espacial del final de la película... bueno, mejor no voy a decir nada. Solo que me parece una patata mental muy seria, y animo a Spielberg a que comparta sus frustraciones interespaciales con su psicoanalista. Está empezando a ser preocupante...
Odiseas varias aparte (como que salimos tarde de la ofi en caravana K, llegamos con el tiempo pegado al culo y un largo etc.), el hecho de que tuviéramos que pasar un control de seguridad al más puro estilo frontera de los EEUU fue algo así como el toque final a una tarde de despropósitos, muy divertidos, pero despropósitos al fin y al cabo. Héte aquí que llegamos al Kinépolis, pues, y la cola… interminable. Teniendo en cuenta que quedaban 3 minutos para que cerraran las puertas, el pánico, como que se dejaba notar. Menos mal que, aprovechando que mi Amado Progenitor andaba de destacado in situ (al pobre le hacía mucha ilusión ir, y yo no me pude negar que fuera mi +1), nos colamos vilmente en la cola, primero discretamente, luego con alevosía y premeditación. Exactamente cuando los compañeros que iban llegando notaban nuestra posición destacada en la cola. Alguna protesta hubo, y alguna contestación del tipo: “Nosotros patrocinamos la película, ¿qué has hecho tú para ganarte la entrada?” también. Somos más chulos que la K, después de todo…
Y bueno… me voy a ahorrar el comentario sobre cómo mi jefe, con la calma serrana, se acercó a papá y a mí en la cola y extendiendo su mano soltó a mi padre: “Hola, yo soy Miguel, el jefe de Agnes”. Así… sin anestesia ni nada… bien es cierto que mi señor padre fue, vió y venció, que para eso es nuestro mejor distribuidor no oficial allende los mares.
En fin, que no sentamos, que empieza la peli… y ahora es cuando voy yo, y la critico. Aquellos que no queráis saber de qué va, qué es la calavera de cristal y demás… que deje de leer. IPSO FACTO.
Dicho lo cual, quedo exenta de toda responsabilidad derivada de aquellos morbosos que sigan leyendo y no hayan visto aún la peli, y tampoco quieran que se la destripe.
Primero y principal: sea lo que sea que Spilberg fuma, por dios, que lo deje. Es malo, malo, malo.
(O muy bueno, según se mire)
¿Qué diablos pintan los primos de ET en una película de Indiana Jones? Yo os lo voy a decir… NADA. O al menos, no deberían. Por dios bendito… que una cosa es la fantasía (como en la peli de La Ültima Cruzada) y otra muy distinta es la paranoia, paja mental, o como queráis llamarlo. Al amigo Steven se le va… se le va… se le fue.
Dicho lo cual, confieso que me entretuve mucho con la peli. Soy fan incondicional a Indy y sus aventuras, y es lo que tiene. El éxito está asegurado si durante la primera hora y media te olvidas de lo que están buscando, y te centras en la búsqueda en sí. Es una historia al más puro Indy: ese humor característico, esa típica media sonrisa y, cómo no, su fabuloso sombrero. Indy está mayor y no lo ocultan es más, lo explotan, y tiene una gracia que te cagas. El chavalito que sale... super gracioso, muy en la onda de la historia... y con su personaje. Sólo me mosqueó un momento que tiene en plan Tarzán, que es como que muy fuerte. Lo dejan colgado de una liana y, una mirada a un mono después (cuya raza no concuerda en absoluto con la situación geográfica, pero bueno), se convierte en el Rey de la Selva. Poder de transporte vía liana incluido, y una destreza del más clásico Tarzán. La chica también tiene su risa... resulta que el la primera "Chica Indy" de la historia... Marion, a quien recordarés por su camisoncito de seda blanca en el Arca Perdida.
Después de lo dicho, me quedan aún un par de preguntas:
- ¿Qué hacen las cataratas de Iguazú en Perú?
- ¿Desde cuándo se cantan mariachis en Perú?
De la batidora espacial del final de la película... bueno, mejor no voy a decir nada. Solo que me parece una patata mental muy seria, y animo a Spielberg a que comparta sus frustraciones interespaciales con su psicoanalista. Está empezando a ser preocupante...
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