La vida es una tómbola...

Hay que ver… las vueltas que da la vida, cómo cambian las cosas y, en definitiva, cómo pasa el tiempo. Si es que ya lo decía Marisolín: la vida es una tómbola, tom, tom, tómbola... de luz y de coloo ooo oor, de luz y de coloo ooo oor…

Pero será mejor que deje de cantar, y que os diga por qué digo esto. Dejadme que os cuente una historia…

Hace más de 15 años – que se dice pronto, con la edad que una tiene -, dos niñitas veían juntas en casa de una de ellas una película un tanto gore para su edad. Era un video (formato beta) de una operación a corazón abierto en la que participaba el papá de una de aquellas niñitas. Las dos contemplaban, extasiadas, el devenir del vídeo, mientras su dueña apuntaba datos y aclaraciones a su amiguita. Aquel fue el comienzo de una bella amistad y de un sueño compartido, el de convertirse en médicos, que duró hasta COU, más de 10 años más tarde, años durante los cuales muchos se unieron a su sueño.

Hoy, 8 años más tarde, esas dos niñas que ya no lo son tanto, han mantenido una animada conversación telefónica. La vida y sus caprichos separaron sus caminos, hasta entonces paralelos, y en pocas ocasiones se han vuelto a ver. De reojillo han seguido sus vidas, con algún encuentro que otro en el camino, pero poco más, y anda si no ha cambiado su historia…

Hoy, tantos años después, esas dos niñas no son médicos. No lo es, al menos, una de ellas. Bien sabéis cuál ha sido su historia, la más reciente, a través de este espacio. Su sueño se quedó en eso, un sueño, cuando la cruel numerología y un par de décimas la hicieron tomar una decisión que cambio el rumbo de su particular novela. Ahora cuenta que está feliz - ¡Quién iba a decírselo, entonces! - muy viajada y con 2 carreras en un trabajo que, a priori, nunca imaginó.

La otra niña tuvo más suerte. Su apuesta salió redonda. Siguió trabajando, y estudiando duro, y hoy puede llamarse médico. Una conversación con el padre de su amiga, que es anestesista, le ha ayudado a escoger el paso siguiente hacia la especialidad (motivo que ha desencadenado la llamada), y cuenta que está feliz, lo que no es de extrañar. Su amiga, la del otro camino, lo está también por ella. Y es una felicidad y una alegría sinceras, porque no hay nada más bonito que que un amigo (antiguo o reciente) sea feliz, y tú puedas compartir sus triunfos.

Por cierto que mi Primo Meme, en conexión directa desde su Blackberry, ha tenido a bien comunicarnos que la criatura que espera junto a su señora, es una niña. ¡¡Una niña!! Estoy que no quepo en mí de gozo… “una coletas” (en sus propias palabras) a la que pienso remimar, y enseñar mis artes… qué bien, qué bien…

La vida es una tómbola, tom, tom, tómbola... La vida es una tómbola, tom, tom, tómbola…
de luz y de coloo ooo oor, de luz y de coloo ooo oor…

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