Empieza la guerra. La mía, se entiende...

Aún cuando intentas olvidarlo, el mundo conspira contra ti para recordártelo.

Yo confieso. Estoy, soy, y lo que es peor, me siento soltera. Y hoy es uno de esos días en los que me siento… solterísima. Se casa Sidi, que tiene la misma edad que yo. Miento, un año menos. No me sorprende, ya lo dejó caer durante algún café allá por los años universitarios. Ella y su media naranja, Fran, llevan juntos desde los anales de la Historia. Pero que de todas formas impacta… de eso no hay duda. Me alegro por ella, muchísimo. Es una chica dulce como la que más, y se merece ser feliz. Así se lo he hecho saber en mi sms (método elegido para la comunicación, hay que ver cómo es la sociedad de hoy en día), que ha tardado en llegarle exactamente el tiempo que he tardado en leer el suyo, y escribir el mío.

Yo en cambio, como siempre, ni hablar puedo de medias naranjas ¡no tengo ni medio pomelo para acompañarme! Ya lo estoy viendo: me vestiré con dignidad e iré al encuentro de esas caras de desaprobación, lástima y horror (la de mi madre, la primera) y soportaré con estoica elegancia las mil preguntas de excompañeros y amigos (además de las que ya soporto, en presente, de familia, profesores de golf, e incluso autobuseros de la EMT con confianza) que en el fondo son una sola: “¿qué problema tiene esta niña?”. Ninguno, pero gracias por la preocupación. Soy una mujer joven, independiente, sana, con neurosis dentro de los parámetros naturales, y que ha decidido no conformarse con aquel chico majo que no la hacía sonreír.

Tras más de medio año de estilismos desperdiciados en cenitas en petit comité y reuniones “clandestinas” varias del lado oscuro, he decidido, decidí, más bien, desde que me volví de NY, que a la porra con todo. Más eventos, muchos más… y mejor. Nada de desperdiciar planes, y aprovecharse de las oportunidades, que como dice Juanes “la vida es un ratico”.

Cambio mis viejos zapatos por botas de combate. He decidido que éste año debería terminar mejor que el pasado, y que en el 2008 habrá alguien pelándome las uvas en la fatídica cuenta atrás.

Señoras y señores, se acabaron las lágrimas.
Empieza la guerra.

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