Érase una vez un blog parado...

Vais a tener que disculparme de antemano mi ausencia… últimamente se está convirtiendo en una excusa muy manida, lo sé, pero así son las cosas. De todas formas, supongo, bueno, más bien sé, que cada vez sois menos los que me seguís, con lo que tampoco creo que la cosa sea para tanto.

El tema es el siguiente: he comenzado mi vida laboral. Algunos, los que más, ya lo sabíais. Nothing new there. Los que no los supierais… pues ahí está. Hoy hace exactamente 11 días laborables que me incorporé a la multinacional de los desayunos con éxito de público y crítica. Estoy más que contenta con el trabajo, el ambiente y todo lo que pueda estar relacionado. En estas dos primeras semanas he aprendido mucho, he optado a cesta de navidad, asistido a dos cenas (la de la empresa super glamurosa, en el Palace), ido de viaje de trabajo a BCN, ganado una cámara digital y el concurso de karaoke con mi departamento, asistido a un sinfín de formaciones… en fin, que me han mantenido ocupada, pero muy contenta también.

La consecuencia principal de esta frenética actividad, unida al hecho de que me paso las horas frente al ordenador, es que cuando llego a casa lo último que me apetece es, sinceramente, ponerme a escribir más cosas en el ordenador. Es más… desde que empecé a trabajar apenas abro el mail, lo que significa que la pila de correos que se ha ido formando paulatinamente está empezando a alcanzar valores inverosímiles… ni siquiera en verano, cuando estoy sin Internet, ha sido así nunca. Peeero… es lo que hay, y es lo que os toca aguantar. Jajajaja
Tened paciencia, ¿sí?

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