Hasta la pepi...
El sábado mis papi celebran sus Bodas de Plata (quién lo diría, 25 años aguantándose) y algunas partes de la familia, me tienen un pelín hartita. Veréis... es lo que tienen los regalso sorpresa, que necesitan de un gancho para salir adelante. Y esta vez, el gancho soy yo, motivo por el cual llevo desde mediados de la semana pasada a golpe de teléfono con las susodichas partes. Maldiciendo el momento en que se les ocurrió mangarme la idea del regalo (lo que ha provocado que haya tenido que confiarme a laimprovisación y a las manualidades), y yendo todo el día de aquí para allá. Con el trancazo que yo tengo.
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