Double bachelor... at last

A la 1, a las 2, a las 3:

SE ACABÓ.
Y ahora sí que sí, de verdad de la buena.

Desde hace apenas un par de horitas, una servidora terminó su periodo de maduración oficial, y cayó cual melocotón del guindo en una cestita bien mullida. He sacado un 7 y pico de nota de final de carrera en Investigación y Técnicas de Mercado (Marketing para los amigos), y estoy más contenta que unas castañuelas.

Se me ha quitado un peso enorme de encima, es más, feo de grande… parecía que este día nunca iba a llegar y, sin embargo, lo ha hecho. Descuento ya para el cuarto de siglo y me he licenciado, 2 veces. Hay que ver lo que corre el tiempo… lo que vuela.

Y hay que celebrarlo… con que se aceptan planes. (Ya tengo uno el miércoles que corre de la cuenta de my fellow Insiders, pero se aceptan más sugerencias)

Más cosuelas… que os tengo abandonados desde el sábado sabadote, y eso no puede ser.

El sábado, como bien recordaréis (y si no, pues os miráis el post de más abajo y punto) fui a un concierto en el antiguo Chesterfield Café de al lado de la universidad (con un poquito de suerte, próximas incursiones a la zona se deberán a la mera cortesía, o a que es una zona de copas estupenda). Los chicos de Pitovnis resultaron la mar de entretenidos, y lo pasamos la mar de bien. La “noche de chicas” – extraña tónica que espero no se haga habitual- tuvo interesantes sorpresas, empero. La mayor de ellas, la vuelta de Repili desde tierras australes. Nos alegramos, chica, bienvenida a las Españas. También vi a mogollón de gente del cole (que hacía 6 años que no veía), a mi fellow insider Gon Business&Law (y a su hermano, del que había oído hablar tons en NY), a Barbie Aviación… podría decirse que fue una noche de felices encuentros. También de otras cosas menos agradables, pero de eso no pienso hablar ahora, y mucho menos aquí. Al fin y al cabo, ser del Lado Oscuro tiene sus privilegios, y uno de ellos es el misterio y el secretismo.

Mi particular job quest va viento en popa y a toda vela. Varios procesos tengo abiertos, y casi todos ellos, con buenas perspectivas. Lo sé más que nada por el interés que he despertado en algunos de los procesos, en los que en vez de las 2 semanas reglamentarias, he acabado por tener que esperar tan sólo un par de horas después de la primera entrevista para saber que he pasado a la siguiente fase. En mi bolso de los sectores: cereales, tarjetas de crédito, deportes y pasta de dientes. Desde hoy, también el de las colonias de lujo… a ver qué tal. Lo único que me joroba de todo este tema, es la peculiar manía de estas gentes por concertar las citas a medio día, particularmente a las 3. Teniendo en cuenta que tengo que salir una hora antes de casa, más el tiempo reglamentario de acicalamiento (es lo que tiene no ser supermodelo), queda una simple, pero potencialmente problemática cuestión: ¿cuándo cómo?

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