Pick up the phone...

¿Beeeeelle?

¿Beeeeelleeee?

¿Ande andas nena?

Porque sí, sé que estás en Burguitos, pero nada más. Desde hace una semana no sé nada de ti y, aunque mi relación con tu contestador va viento en popa y a toda vela, chica, sinceramente, preferiría hablar contigo… jajajajjaa.

Ayer en clase de Previsión y Control de Marketing, cuyo examen tengo ya ni más ni menos el lunes, confirmé mi teoría sobre un gran porcentaje de alumnos de mi clase de ITM, y es que, entre todos ellos, juntan aproximadamente una neurona… 2, a lo sumo. A veces me pregunto si el mal de El Pequeño Pony se está extendiendo, si realmente será contagioso… ¡¡cielos, cielos!! Espero que no. Si hubierais escuchado algunas de las preguntas que hicieron al profesor…

Con todo, aproveché la clase para pisparme del tipo de preguntas (pues a eso iba, después de todo) y para echarme unas risas con la troupe de E2, que pocas veces nos reunimos al completo… claro, que esta vez era más que nada porque se rifan las fotocopias de mis apuntes, todo hay que decirlo.

Durante la clase, y para mi vergüenza absoluta pues se me había olvidado silenciar el móvil, una llamada sorprendente, fantástica y con más que excelentes noticias amenizó 2 minutos a mis compañeros. Eso de que suene en plan voz de soul “Pick up the phone, pich up the phone yeaaah” a todo volumen, pues es, cuanto menos, una distracción, ¿no? Buenas noticias, empero, con lo que no pude evitar que una sonrisa se plantar en mi cara al más puro estilo del guapo bobalicón… Te quiero Lu, te quiero, te quiero...

¿Qué más, qué más? ¡¡mañana es mi último día de clase!!

Madre mía… cómo pasa el tiempo.

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