Nada nuevo bajo el sol...
Cruzo los dedos por la estabilidad en el clima, porque el calor llegue para quedarse y se marchen las nubes de lluvia (mis zapatos rojos esperan impacientes a que pueda ponérmelos sin riesgo a que la lluvia les agüe las fiesta), y, día tras día, tamborileo mis dedos contra la puerta del armario con impaciencia mientras decido qué diablos me pongo.
Este entretiempo me está volviendo loca.
Pero bueno. El viernes tuve un día fantástico. ¿Os acordáis de Iñigo, mi sobrinillo el prematuro? Pues el viernes le operaban de una hernia, y me ofrecieron ir a verle por la mañana antes de que le operaran. A pesar de que mi madre me había dicho lo bien que estaba, pues como que nunca es lo mismo que verlo en el directo… y, ¡¡menuda sorpresa!! Está más que fenomenal el enano, hecho un fiera culoinquieto que todo lo toca y lo mira con esos preciosos ojos curiosos que tiene.
Lo que iba a ser un rato, se convirtió en toda la mañana en el hospital, porque como tardaron un rato en llevárselo, pues me lo dejaron media mañana para que correteara por allí con él, porque con ayuda, el tío ya anda. Es genial, no sabéis que ilusión me hizo, porque el tío no extraña nada ni a nadie, así que se portó muy bien conmigo, y se rió y de todo, haciéndome la tía más feliz del mundo. Ésta es una fotillo que le tiré allí, tenéis que perdonar la calidad, pero es que el enano no paraba de moverse, y no había manera.
También comí con la Andaluza antes de irme a clase, que hacía bastante que no nos veíamos y se lo había prometido. Nos reímos mucho, como siempre… la verdad es que la echo de menos. Ella a mí también, que conste, sobre todo porque seguir trabajando en GM se le está haciendo más cuesta arriba que nunca, ya que la jefa la sigue toreando y, como no me tiene por allí para hacer piña, pues…
En clase, por la tarde, con el Yogurín de las Ventas tuvimos caso práctico. No es precisamente mi plan ideal para un viernes por la tarde, pero es que contaba una parte importante para la nota del trabajo en cuestión. Hubo un poco de tensión, empero, porque PPerra, que no viene mucho pero cuando lo hace se hace notar (no siempre mal, no seáis mal pensados), venía guerrera y con ganas de marcha, y anduvo discutiendo sobre el caso con todo el que se le ponía por delante de manera más bien acalorada. Un par de veces me tocó poner orden… pero no llegó la sangre al río, jajajajaj.
Este fin de semana he hecho bastante poco, por no decir nada de nada, salvo trabajar en un proyecto que tengo que entregar esta semana. Salí a cenar el sábado con mis padres y unos amigos y, ante la inexistencia de un plan para salir (cómo se nota, cómo se nota…), me quedé tan felizmente con ellos hasta las 2 de la mañana.
¿Sorprendente? (lo de no salir, digo)… la verdad es que sí, aunque no debería serlo, porque viene a ser la pescadilla que se muerde la cola, el cuento de nunca acabar, o como queráis llamarlo vosotros. Pero bueno…
Es que me sigue cabreando…
no puedo evitarlo.
Domingo de golf y de más trabajito.
Nada nuevo bajo el sol.
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