Little red heart balloon...

El miércoles dejé atrás (por fin) el temible examen oral de Mercados Financieros. La tranquilidad que me sobrevino al cerrar la puerta tras de mí después del examen no se paga con dinero… cierras y lo sientes, de pronto, eres libre… o lo sientes así.

Se portaron, la verdad. Como siempre en los orales, los nervios me jugaron alguna que otra mala pasada: pensé en voz alta. Es una manía que tengo y que me mete en situaciones bastante graciosas… pero bueno. También tuvieron que sacarme los conocimientos con cucharan. Pero estaban ahí. Y salieron. Me examiné la primera del turno de tarde y estaba como una gelatina Royal de regaliz (iba vestida de negro). Crédito al mercado (Dios bendiga a Bancoval y Credibolsa), opciones y ampliación de capital por el periódico (primera vez que miraba datos parecidos en las páginas salmón). Pero no me salió del todo mal (a pesar de que estuve ½ hora allí metida) y lo más importante: ya me lo quité de en medio.

Con el de ética de hoy (que no me ha salido del todo mal, pero que tampoco me preocupa – sólo necesito un 0,4 sobre 10 para aprobar-) son 3 menos… yipiiiiiiiiiiiiiiii

El miércoles por la tarde fue curioso, en cualquier caso. Acompañé a Belle a Deloitte a devolver sus cosillas y mientras la esperaba, me di una vuelta por la zona. Como parece ser que es la semana del corazón, tuve a bien rescatar a un pobre globito rojo en forma de corazón de las garras de un árbol y me lo llevé. Me hacía ilusión, ir con el globo, quiero decir, hacía siglos que no iba con uno. Pues anda, como seguía esperando a que Belle bajara de Torre Pickachu, me senté a esperarla en un banco de por allí.

Parece ser que mi imagen, una chica vestida de traje negro con un pañuelo de muselina largo blanco mecido por el viento y un globo rojo, se prestaba a la creatividad, y un hombre armado de una tremenda cámara de fotos me hizo un retrato. La verdad es que al principio no me di cuenta… andaba por allí el hombre con su objetivo sacando fotos por allí… pero una de las veces que me volví para quitarme el pelo de la cara, vi como terminaba de apuntarme con su objetivo… me hizo gracia. Me gustaría pensar que hay por ahí una foto mía en blanco y negro en la que sólo resalta el rojo del globo… qué romántico… no?

El caso es que ahí no acabó todo. Belle y yo regresamos a la biblioteca de IKD con el globo como compañía… y fue graciosísimo. Cuando entramos por la puerta de la 5ª planta, se armó el revuelo. En silencio, claro, pero revuelo al fin y al cabo. De pronto todo el mundo se volvía a mirarnos mientras avanzábamos por el pasillo. Y los que miraban avisaban al de al lado con un gesto…. Y así sucesivamente. Fue como si acabara de entrar una jirafa en la biblioteca… algunas caras no tenían precio. Crispi y Phenomene también se sorprendieron…. A ella le hizo más gracia. Eso nos hizo preguntarnos a Belle y a mi a la salida si realmente la gente había perdido la capacidad de hacer locuras de este tipo…

El jueves, cuando volvimos a la biblio a estudiar ética, Sara Alcocer me preguntó que de qué iba lo del globo… Pablo (otro compañero) la había avisado al entrar yo el día anterior… curioso… ¿verdad?

El globo me lo llevé en el metro hacia casa. Misma situación en el vagón, en los andenes. Lo solté al llegar a Felipe II…

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