El fin de una era...

Desaparecida no es exactamente la palabra. Más bien encerrada voluntariamente desde hace más de una semana ahora en mi cuarto, ahora en los confines de la biblioteca de IKD, bueno, IKI. Ser de quinto y estar de exámenes es duro. Y es más duro todavía llevar las asignaturas tan perdidas a estas alturas por culpa de los trabajos… y el cansancio… y la nueva rutina… y ese viejo amigo que ya tenía olvidado… el agobio.

Gracias al cielo que se tiene a los amigos: Crispi, Phenomene y Belle me han estado acompañando en estas fatigas, y esto se ha ido haciendo más llevadero… por cierto que ayer nos fuimos los tres a cenar tras nuestro encierro bibliotecario… ¡qué bien lo pasamos! Cenita exquisita en “Como me lo como” y compañía aún mejor. Luego, prontito a la cama, que hoy toca estudio…

Con todo, aquí están las novedades, para que luego no digáis…

Primero. Ya he empezado oficialmente los exámenes. El miércoles me quité del medio marketing de la distribución de una vez por todas. Presentación incluida. El examen bien, aunque era difícil. Las actitudes de la profesora un tanto curiosas y algo inoportunas, pero bueno… una menos, una más que tacho en el calendario.

Segundo. Estoy del trabajo de Freixenet hasta los mismísimos. Veréis, cuando hablo de este tema, el cabreo brota de mí cual torrente de agua. Resulta que la “horripilante” nota de un siete no es suficiente para mis queridas apañeras, y hay que repetir partes. No es suficiente un 9 y medio en la presentación, un nueve en la primera parte y una felicitación por nuestra excelente presentación que superaba con creces a la del resto (y lo han dicho los profesores, no sólo yo). La densidad de mi calendario y mi hartura personal, parece ser, importan un comino, y me toca repetir mi parte. Aviso a navegantes… sólo cambiaré lo imprescindible. Mi tiempo es muy precioso y no está para pederlo a la ligera.

Tercero. Ya tengo casa en Dinamarca, plan de programa social, y unas ganas terribles de marcharme para allá. Os pondría aquí las fotos, pero ando justita de tiempo, así que lo haré, pero no ahora. ¿Sí?

Cuarto. Ayer fui mi último día de universidad oficial (el año que viene, ITM será sólo como un master). Dejamos constancia hasta en la biblioteca, donde nos colgamos un cartelito. Y fue bastante de bajón. Me tiré llorando a intervalos desde anteayer, pero cada vez que alguien me daba un abrazo o algo… me daba el bajón. Ahora de verdad, me encuentro en el borde del abismo, a donde me tiro, o me tirarán. No me entendáis mal. Pero pensadlo. Ahora empieza el cambio de verdad, la transición. No más azulejos, no más “hoy no me apetece ir a clase… me quedo durmiendo”, no más comidas todos juntos, ni risas en la biblioteca (ni miradas furtivas al tremendo AdlP o a mega nacho, con su aire desaguisado). No más, simplemente eso. Y todo el mundo parece tener ya algo, Belle, varias niñas… Repili incluso se va a vivir a Valencia a llevar los negocios de su padre. Y como que yo me quedo atrás… y me agobia pensarlo. Y lo voy a echar de menos… de verdad que sí. A la gente, a la vida así. Todo…


Ahora sí, es el fin de una era.

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