Crisis...
Hoy, antes de comer, he sufrido una breve pero intensa crisis. Muy intensa. Demasiado.
Suerte que sé gestionar mis propias crisis, que no me vuelvo loca y me pongo a gritar.
Y es que no encontraba unos apuntes para el examen del lunes. ¿Y cómo es eso? Pueden pensar algunos, no sin razón. Pues he ahí la clave. El ITP es un impuesto… residual, vamos a llamarlo, en el examen. Sólo entra en teoría (al menos el año pasado) y tampoco demasiado en profundidad, lo que significa que una lectura profunda a lo largo del fin de semana tiene (y repito, tiene) que ser suficiente. Pero bueno, el hecho de que sea residual no significa que lo deje de lado, así que, justo antes de comer, cuando he hecho acopio de las cosas para esta tarde (algo que siempre hago, para empezar directamente con el estudio después de comer), mi alarma interior se ha disparado al no encontrarlo donde SE SUPONÍA debía estar.
Y aquí es cuando entro en crisis, y eso suele hacer que me ponga hiperactiva*, algo que efectivamente ha pasado. Como una loca me he puesto a ordenar el fichero de fiscal en busca de la carpeta, lo que ha derivado en una ordenación de papeles tras la infructuosa búsqueda anterior. Ante el nuevo fracaso, más nerviosismo. Hiperventilación. Sudores. Y es en estos momentos cuando, mientras busco por otros rincones de mi cuarto donde tengo más apuntes, mi mente se dispara y busca, frenética, una solución suponiendo el estrepitoso fracaso. Llamar a Tomatita- Quizás a Belle - Habría que ir a buscar los apuntes -¿Cómo lo hago?- Mierda, mierda, mierda – Encuéntralos POR LO QUE VALGA…
Y entonces, cuando todo parecía perdido y justo al borde del colapso nervioso, la iluminación. Rápido, al armario debajo de la tele. El megafichero con el IVA (el que no uso). Por Dios Por Dios, que esté ahí… las manos se mueven raudas.
Y está.
Y sonrío.
Y la respiración vuelve a su ritmo.
Y cesan los sudores.
Todo está salvado.
Suerte que sé gestionar mis propias crisis, que no me vuelvo loca y me pongo a gritar.
Y es que no encontraba unos apuntes para el examen del lunes. ¿Y cómo es eso? Pueden pensar algunos, no sin razón. Pues he ahí la clave. El ITP es un impuesto… residual, vamos a llamarlo, en el examen. Sólo entra en teoría (al menos el año pasado) y tampoco demasiado en profundidad, lo que significa que una lectura profunda a lo largo del fin de semana tiene (y repito, tiene) que ser suficiente. Pero bueno, el hecho de que sea residual no significa que lo deje de lado, así que, justo antes de comer, cuando he hecho acopio de las cosas para esta tarde (algo que siempre hago, para empezar directamente con el estudio después de comer), mi alarma interior se ha disparado al no encontrarlo donde SE SUPONÍA debía estar.
Y aquí es cuando entro en crisis, y eso suele hacer que me ponga hiperactiva*, algo que efectivamente ha pasado. Como una loca me he puesto a ordenar el fichero de fiscal en busca de la carpeta, lo que ha derivado en una ordenación de papeles tras la infructuosa búsqueda anterior. Ante el nuevo fracaso, más nerviosismo. Hiperventilación. Sudores. Y es en estos momentos cuando, mientras busco por otros rincones de mi cuarto donde tengo más apuntes, mi mente se dispara y busca, frenética, una solución suponiendo el estrepitoso fracaso. Llamar a Tomatita- Quizás a Belle - Habría que ir a buscar los apuntes -¿Cómo lo hago?- Mierda, mierda, mierda – Encuéntralos POR LO QUE VALGA…
Y entonces, cuando todo parecía perdido y justo al borde del colapso nervioso, la iluminación. Rápido, al armario debajo de la tele. El megafichero con el IVA (el que no uso). Por Dios Por Dios, que esté ahí… las manos se mueven raudas.
Y está.
Y sonrío.
Y la respiración vuelve a su ritmo.
Y cesan los sudores.
Todo está salvado.
Comentarios
Es bueno que lo encontrases todo. Suerte con el examen.
Volveré a cambiarlo...
Suerte con todos los exámenes!!!