3 x 1

Anoche, a pesar de lo que a priori parecía, tuve una noche la mar de completa. Tres fueron, tres, los planes… y mucha la diversión.
Para comenzar, fui a cenar con Belle. La idea era haber ido con todas las niñas pero, por enésima vez y excusas varias, volvimos a acabar cenando solas. Aunque el primer plan era el de cenar en un sitio nuevo en la zona de Bilbao (que ya sabéis lo que nos gusta ir a sitios nuevos), la cosa no pudo ser y, tras un tour por restaurantes varios (todos ellos de bote en bote, lo que nos hizo plantearnos si la gente verdaderamente se había ido de puente, como era de suponer), acabamos en el Colby de Fuencarral.
Después de cenar y tras una llamada a SexyFer, nos encaminamos hacia Moncloa para la segunda escala de la noche, el botellón de Luisen. A nosotras se nos unieron la PPerra y su amiga Patricia y SexyFer, no faltaba más. Si fuimos fue porque a pesar de que a ninguno nos gusten los botellones demasiado, de un tiempo a esta parte Luisen y Arman (a quienes conocimos en el botellón del cumpleaños de Fer) nos han ido invitando a todos estos acontecimientos y, como no son mala gente (aunque sí tremendamente peculiares) y siempre nos echamos unas risas… pues allí que nos plantamos. Es curioso como en tres fines de semana he hecho más botellones que en toda mi vida… pero bueno, como digo, Arman y Luisen son geniales, así que nunca está de más hacerles una visita en el parque oscuro….
Total, que una vez que hubimos hecho lo propio, nos despedimos del personal y marchamos camino de la tercera escala, que era visitar a George brevemente en el garito de Moncloa donde estaba con unos amigos de industriales celebrando la visita de un amigo de Erasmus. La brevedad acabó por convertirse en el resto de la noche. Primero nos echamos unos bailes acompañados de sus respectivos desafines al cantar las canciones de pachangueo más de moda (yo estoy afónica que no veáis, pues ayer me desfogué bastante) y luego (tras un interim de indecisión) nos fuimos todos juntos a Cats, última parada de la noche. PPerra, Patricia y SexyFer no nos acompañaron, pero el resto decidimos seguir con nuestro periplo y no dar por acabada la noche. La casualidad quiso que en la puerta de la discoteca estuviera el partybus, que es exactamente a lo que cualquiera nos habría podido comparar anoche al conocer nuestras andanzas, pero optamos por ignorarlo.
A Cats intentamos pasar dos veces. La primera sólo fue exitosa para el sexo femenino (alguna ventaja habíamos de tener), y a pesar de los esfuerzos de George y sus amigos por convencer al puerta de que en realidad eran chicas, les obligaban a pagar, con lo que decidimos dejarlo para otro momento. La casualidad quiso que nos encontráramos a un chaval deseoso de pasarnos (un ex - trabajador de Cats) y dicho y hecho. El tío (al que acabábamos de conocer) hizo una llamada a alguien de dentro y en menos de 2 minutos estábamos allí bailando. La leche, si me permitís la expresión. Pero ahí no acabaron las casualidades. De pronto surgió de la masa de juventud bailaora un compañero mío de clase, el gallego, que ya se marchaba. Resulta que el tío también trabaja allí, y ya me ha asegurado que para la próxima vez que quiera ir, con una llamada estaré en la lista VIP con copas incluidas. Olé!
A la mitad de nuestra estancia en la discoteca, nos dimos cuenta de que había que cambiar la hora. Las 3 y media se hicieron las 2 y, como pensamos que la noche aún era joven, allá que nos quedamos una hora más. El resultado fue que yo llegué a casa a eso de las 4 y media (hora cambiada) después de un largo periplo por la noche madrileña.
Eso sí, lo pasé genial en cada una de las etapas… el finde que viene parece que hay cumple de la PPerra y fiesta de minas, así que… ¿repetimos?
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