Fue el momento perfecto y el lugar correcto...
Ayer tuve el alucinante placer de asistir al long-expected concierto de Amaral en el Palacio de los Deportes de Madrid. Y digo long-expected, porque tengo as entradas aproximadamente desde junio… aunque de milagro no nos quedamos sin ir. Pero supongo que esa es otra historia, larga y tediosa de contar. Una historia de decepciones que, por ser esperadas, resultan más tristes. Pero vayamos al lío… ¡¡¡¡menudo conciertazo!!!! Acompañada de Matthew y la Lemon (una compi del curro), disfrutamos de vibrantes canciones y geniales experiencias de mano del que creo es uno de los mejores grupos españoles en directo. Cerquita del escenario (aunque menos de lo que nos hubiera gustado), nos pusimos en la platea tras la cámara encargada de grabar el concierto, que ya se sabe lo que se dice: el lugar correcto lo es todo. Para gente alta como yo, es fundamental encontrar localizaciones estratégicas que le permitan a una disfrutar, no sólo del sonido, sino de las vistas… que en este caso merecían la