Balance del 2024
Pues ya estamos aquí... se acabó lo que se daba.
Es hora de bajar el telón. De apagar las luces.
De levantar las copas, llenas de burbujas, un año más.
Se acaba el año y toca brindar por los buenos momentos, y mirar de reojo hacia atrás.
Pero sólo para coger impulso.
Me robo a mí misma este párrafo del año pasado, porque creo que es una forma estupenda de dar el pistoletazo de salida a mi tradicional resumen del año. Y con reafirmación de que es una buena práctica además: el otro día, en una de las newsletters nuevas a las que me he apuntado (hablaré de esto después), recomendaba empezar a poner las semillas para el Año Nuevo antes, y hacer balance de lo que nos ha pasado para reflexionar y mirar al futuro con otros ojos, sabiendo de dónde venimos para entender a dónde queremos llegar.
El 2024 se ha portado. Le dimos la bienvenida con un viaje en familia al otro lado del charco, que fue una pasada. Nos vinimos con un montón de fotos, experiencias y recuerdos bonitos que atesorar (¡y kilómetros recorridos!). Llevábamos muchos años sin hacer un viaje así en familia, y mereció 200% la pena. Ahora a no perder las buenas costumbres.
Pero la cosa no se ha quedado ahí en términos de viajes. Dice mi aplicación de Flighty que he cogido 25 vuelos este año, y he volado casi 28.000km (no llega a una vuelta alrededor del mundo, pero por poco). He ido sobre todo a Oñati, que ya era un poco como mi segunda casa, pero a donde tardaré en volver (por cambios en el trabajo), pero también a Amsterdam, Colonia, Dusseldorf, Jerez y UK (aunque aquí no fuera al destino que más me hubiera gustado, jajajajaja... London, wait for me!).
Sin duda, el viaje del año ha sido el de Jerez donde, después de muchos años, he vivido una Feria del Caballo, vestida de flamenca y todo. Gracias M. por un fin de semana que fue un 20/10, paseo descalza a altas horas de la madrugada incluido a ritmo de Salistre. No puedo evitar la sonrisa cada vez que lo recuerdo.
Puedo también contar, como hito histórico casi, que fui una de las afortunadas en conseguir entradas para uno de los conciertos de Taylor Swift en Madrid. Costó lo suyo, y no sólo en términos monetarios, pero vaya si valió la pena. No fue el único concierto del año, pero sí el mejor. Durante estos 12 meses he meneado las caderas en un par de festivales (MadCool y Movistar), he vuelto a la Starlite y descubierto un montón de artistas y música nueva que me alegran os viajes en coche y los largos paseos, y que me gusta compartir con vosotros cada lunes.
He seguido con las buenas costumbres, usando la bici estática para hacer deporte y no como perchero, andando siempre que he podido, comiendo ordenado… confieso con un poco de pena que no he seguido con el buen hábito de escribir cada noche… ni para agradecer ni como resumen, como venía haciendo en los últimos años. Llegó un punto en que se me hizo cuesta arriba, y como la actitud positiva la he seguido manteniendo, lo siento más como un traspiés que como un fracaso.
También ha sido un año de arte y exposiciones: las Colecciones Reales, la Casa de Alba, exposiciones de moda… no hay que dejar de educarse la vista y el alma nunca.
He leído una barbaridad en 2024. Historias que me han enamorado, otras que no me han gustado tanto... lecturas sorprendentes y otras que me han dado qué pensar. He decidido compartirlas todas con vosotros, y el resultado lo podéis buscar bajo en esta etiqueta. También me he apuntado a newsletters que me enseñan cosas y me inspiran a escribir y pintar... Substack ha sido uno de mis descubrimientos del año. Muy poquito a poco estoy haciendo comunidad allí, y quién sabe si algún día sustituirá a este querido blog... por si las moscas, os invito a visitarme y quedaros por allí, para que estos (y otros) textos, os lleguen directamente a vuestra bandeja de entrada.
He seguido pintando mucho y con ganas, en formato digital y acuarela, que me enamora... y muchos me han otorgado el privilegio de inmortalizar momentos felices y acompañarles en fechas importantes (he hecho hasta los meseros de una boda!). Gracias, porque me llenáis el cora con vuestros encargos, aunque sea una cursi por decirlo. Podéis ver unos y otros en @chezagnes_illustrations (y ayudarme a crecer, con vuestros likes)
Pero sin duda una de las mejores cosas que he hecho este año, ha sido empezar a hacer cerámica. Ha sido mejor de lo que esperaba… cuando comencé, no tenía mucha esperanza más allá de ir a un par de clases a ver qué tal, y ¡ya casi voy para un año! Mis piecitas no son todavía dignas de ningún museo, pero van cargadas de cariño para quienes las reciben, o de ilusión por haberlo logrado. Supongo que de alguna forma ha sustituido a la escritura en lo que a meditación se refiere, porque me obliga a estar 100% presente en su ejecución, sobre todo desde que he empezado con el torno. Me hace sentirme orgullosa, y me ha ayudado mucho a ejercitar la paciencia y el desapego (que me costaba más). Está siendo un viaje fantástico.
Por todo esto y por mucho más que se me queda en el tintero, puedo decir sin temor a equivocarme que 2024 no ha sido un mal año. Ha habido, como es lógico, momentos más agridulces, pero nada que no se haya compensado con un montón de mensajes y palabras bonitas de la gente que al final importa. A todos los que me habéis acompañado en este tremendo viaje: GRACIAS. Gracias por los ratos de risas, los brindis, los paseos, los bailes y conversaciones de las buenas. Gracias por estar ahí.
Nos vemos al otro lado.
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