This is the rhythm of the night...

Madre mía, ¡qué puente más bueno llevo! Esto es un no parar de diversión… anoche nos lo decíamos Belle y yo, el nuevo curso que han tomado nuestras vidas nos tiene encantadas.

Y es que ayer SexyFer, Belle y yo nos fuimos a celebrar por todo lo alto nuestra despedida del Mundo G, que nos la merecíamos.

Primeramente me fui a buscar a mi amiga Belle a Torre Pikachu, que es donde trabaja, con la esperanza de que bajara acompañada de Resident Bankrupt… pero me quedé con las ganas. Así pues, marchamos juntas hasta Alonso Martínez, donde habíamos quedado con SexyFer.

Éste nos sorprendió llevándonos a un restaurante fantástico que hay en la zona de mi antiguo trabajo, Mosaiq. Un árabe muy bien puesto, con un servicio un tanto peculiar aunque agradable y danza del vientre incluida. La cena… riquísima (incluso el postre, más occidental, estaba delicioso… ese magnífico suflé de chocolate remató definitivamente mi cena), pedimos unos entrantes y un plato cada uno para probar, y todo me encantó. Pedimos vino blanco del bueno, que contribuyó sin duda. El precio, bueno, un poco más caro de lo que estamos acostumbrados, pero un día es un día…

Después nos fuimos caminando hacia un cercano bar-restaurante la mar de inn (en cuya entrada pusimos a prueba nuestras maneras más pijas, para no desentenora, jajajajaja), Jazzanova, un lugar en el que a pesar de la media de edad (nosotros la bajamos aproximadamente 50 años…) lo pasamos muy bien. SexyFer destapó su vena bailonga arrastrándome a mí con él y nos reímos cantidad. La música… peculiar, jajajajaja, pero eso favoreció nuestro buen humor.

Después de un par de copiuchelas, decidimos cambiar de local, y nuevamente nos fuimos caminando (últimamente tenemos tendencia a ir andando a todas partes) hacia la siguiente escala, Archy, también por allí cerca. Prácticamente inauguramos allí la noche, pues estaba más bien vacío, pero tampoco nos importó. Cuando el ánimo es el adecuado y la compañía tan inmejorable… ¿qué puede surgir sino la diversión?

Ya de vuelta a casa nos sucedió algo bastante gracioso. El taxista que nos tocó, José Luis, un tipo muy majo y espontáneo, nos estuvo contando curiosidades de su vida con el taxi. Resulta que es un funcionario que se saca un sueldo extra con este trabajo (el sueldo que obtiene nos hizo plantearnos MUY seriamente el cambiar de carrera), pero a su manera. Para empezar, se autodenomina el peor taxista de Madrid, y para terminar, se dedica a ir haciendo el bien con el taxi. Sí, sí, veréis… es una especie de Super Taximan. ¿Qué ve que en pleno invierno, o un día lluvioso hay alguien esperando al autobús pelado de frío? Lo sube en el taxi y lo lleva a su destino por la cara ¿Qué va camino de casa –vive en Alcorcón- y ve a alguien que va en la misma dirección? Lo sube en el taxi y lo acerca a algún sitio, por la cara. ¿Qué lleva a una chavala jovencita en el taxi tremendamente pedo y ésta le pide que pare para vomitar? El tío la lleva a una farmacia, la compra una aspirina, y la deja en la puerta de su casa. ¡Una joyita de taxista! No me lo podéis negar…

Pues bien, una vez más (y espero que así continuemos), la noche fue joven y extremadamente agradable. Como bien dije ayer…
¿Cuándo repetimos?

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