Por qué tu piel se pone como loca al viajar (y cómo evitarlo)


Recién aterrizada de vacaciones, en medio de un buen puente como es éste y con las vacaciones de la Navidad a la vuelta de la esquina, no creo ser la única en sufrir con los altibajos que experimenta mi piel en los viajes. Con las fechas que se aproximan y el barómetro de los selfies al rojo vivo... ¿quién no quiere una solución eficaz?

¿Qué es lo que causa las erupciones pre-viaje?

La piel es nuestro termómetro del estado de ánimo, y hay muchos factores que influyen y causan brotes en la piel cuando menos nos interesa.
  • Cambios en tu dinámica diaria: jet lag en los viajes largos, horarios cambiados… tu sueño no es el de siempre y eso se nota.
  • Presión en cabina: Viajar en avión es una experiencia estresante a varios niveles, no sólo por el viaje en sí, sino por los cambios de temperatura, de aire en el avión… en fin, sabéis perfectamente a lo que me refiero ¿o no tenéis tirante la piel al llegar de un viaje?
  • Cambios en los productos de tu rutina de belleza: Idealmente, todas viajaríamos con nuestros productos del alma en todos los viajes, pero no podemos viajar como las Kardashian con mil kilos de equipaje, y lo de los botecitos de 100ml es un engorro, así que al final, abusas de las muestras y demás chanchullos que, francamente, no son lo mismo.
  • Cambios en la dieta: Seamos sinceros: no te has tirado un mes a verdura y carne a la plancha para no disfrutar de las delicias locales. Pero claro… esa grasa de más… pues como que a tu piel no le sienta nada, pero que nada bien.
  • Cambio climático: Obvio


¿Cómo evitarlo?

La preparación es clave, y es doblemente beneficiosa: porque evita el estrés natural del viaje, y porque ya hemos visto que el estrés causa brotes.

Decide qué vas a llevarte con antelación: y esto implica lo que te puedes llevar en formato pequeño, y lo que es absolutamente clave llevar en tamaño normal. Si vas a cambiar algún producto de los que normalmente usas, empieza a acostumbrar a tu piel un par de semanas antes.
Ten en cuenta a dónde vas a viajar: esto sobre todo afecta a tu hidratante, pero también a la protección solar, etc. Aplica el mismo principio que en el punto anterior: acostumbra a tu piel al menos 2 semanas antes.

Beber 2 litros de agua al día debería ser una rutina en tu vida diaria, pero si no lo es, en los viajes debería serlo.

En cuanto a la comida… pásate y date algún capricho, pero con moderación.

Hidrata tu rostro: si tienes la piel grasa como es mi caso, es importantísimo este tema. Cuando a la piel le falta agua, lo suple creando más grasa… y ya sabeos cómo le va esto a los granitos y acné. En el avión el nivel de humedad es del 0%, así que no te importe llevar una crema hidratante cerca para aplicártela regularmente, cuando notes que tu piel lo necesita. ¡Ojo con los productos de bruma de agua! Yo creía que eran beneficiosos, pero resulta que funcionan atrayendo el agua de la atmósfera, y como en el avión no hay… ¡¡absorben la de tu piel, que ya está seca de por sí!!


En Viajes largos recomiendan usar una de esas mascarillas de telita/papel. Parecerás una diva, pero cuando aterrices serás la más guapa… ¿quién hablaba de sueño reparador?

Y ahora, la parte más divertida... ¡¡a viajar!!



All images are not mine, but from Anna Sudit.


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