LLuvias torrenciales, o procesiones pasadas por agua

Muchos pobres "procesionarios" lloraban ayer desconsolados mirando al cielo, lamentándose del maldito tiempo que hacía cancelar las procesiones de sus queridos pasos. Un año entero de esfuerzo, de devoción, de sacrificio, para que llegado el momento de presumir de imágenes al mundo, no pueda ser. Y es que el cielo no da clemencia a veces, ni siquiera a los más devotos. Una pena, con lo bonitas que son algunas imágenes, y lo impresionante que es ver a todos esos hombres cargando a hombros los pesados pero bellísimos pasos.

En fin, que en Marbiella, planeta corrupsión, ayer tarde-noche llovió, y mucho. Pero lo que ha caído esta madrugada, y ha seguido cayendo durante todo el día, ha sido de padre muy señor mío. Esta mañana he amanecido a las 6Am a golpe de rayos, truenos y centellas... y una granizada muy importante. Ya sabéis que me apasionan las tormentas, así que me he quedado levantadita hasta las 7, observando, y admirando también, el devenir de la de esta mañana. Paradita frente a la ventana de la terraza, en pijama y con el pelo revuelto, ajenas a las quejas de los que por el ruido, no podían dormir.

Siempre me impresionan las tormentas eléctricas, pero cuando son sobre el mar... son simplemente sobrecogedoras. Así que, ahí me he quedado. El espectáculo ha sido fantabuloso, de esos en los que la Naturaleza parece estar queriendo demostrar al mundo de lo que es capaz, desplegando tod su ingenio.

Sólo espero que las tormentas se queden para la noche, cuando mientras todos duermen, yo pueda levantarme a admirarlas y pensar... pero durante el día, ¡ay! por el día que brille el sol.

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