Ghosts...

No os lo había contado, ayer por la mañana recibí dos llamadas, una curiosa, una interesante. La primera, era de Number boy, que llamaba desde Sydney para charlar conmigo y que tuvo a bien comenzar mi día, pues me despertó (nada serio, teniendo en cuenta que eran las 11 de la mañana). La verdad, me ha hecho mucha ilu, por aquello de que nunca me habían llamado desde tan lejos... ¡qué gracia!

La segunda fue de Tomatita, para formalizar un acuerdo de contrabando de apuntes que tenemos desde hace algún tiempo... muy rentable para ambas.

También me contó la historia de un avistamiento... inquietante.

Pero no
os vayáis a asustar.

Inquietante no por nada, sino porque confirma lo que ya deberíamos haber... no sé, interiorizado. Que existía, y existe, la posibilidad real de que yo misma viva el mismo avistamiento, algo que ya sabía, como os digo, pero que por diversas circunstancias no había querido no plantearme. Vamos a ver si me explico…

A veces en la vida de una existen fantasmas. Se pasean por nuestro inconsciente a sus anchas en un estado latente, que ni molesta ni estorba, pero que no deja de estar ahí. De vez en cuando, esos fantasmas afloran. La mayoría de las veces, se trata de recuerdos inducidos: un olor, una fotografía olvidada en un cajón, un dejà vu cualquiera… otras veces a raíz de sueños, y, otras, son las conversaciones las que los materializan, como en este caso de que os hablo… y entonces, por más que intentes detenerlos, los fantasmas vuelven, si quiera por unos minutos, pero vuelven. Con el tiempo, y las nuevas experiencias, ese volver se hace cada vez menos intenso, más frágil, provocando cada vez menos revuelo en el pulso, en los sentimientos… pero es imposible que desaparezca del todo, y por eso es inquietante.

Pues bueno… ahora estoy lista. Lista de verdad.

Más cosas. Esta mañana se me ha venido el mundo a los pies. Resulta que tengo que casi repetir lo que ya creía acabado del estudio que estaba haciendo… cacota total, si me permitís la queja (un momento… claro que me la permitís, ¡¡es mi blog después de todo!!). Con muchas cosas de las que me han dicho que cambie estoy de acuerdo, con otras no tanto. Peo bueno, así es la vida, y como me va a tocar hacerlo de todas formas, pues… eso, que no hay tutía.

Para colmo, se me ha olvidado un papel estrictamente necesario para hacer la matrícula (una de ellas) de la universidad, lo que supone que en los próximos días deberé hacer varias visitas al banco (¿por qué diantres no se puede hacer una transferencia cuando las cuentas están en el mismo banco en vez de un ingreso? Los motivos de la Santa Casa a este respecto de veras que se me escapan…), y otras tantas a Secretaría, menos mal que Antonio el Rosiero me hace la visita más agradable…

Por cierto, que a ver si además me pagan los de Copenhague… que las matrículas no salen gratis y ese dinero ya tiene destino…

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